Todos (o muchos de nosotros) tenemos un tatuaje que nos hicimos años atrás del que no nos sentimos particularmente orgullosos y seguro que más de una vez se nos ha pasado por la cabeza taparlo con otro tatuaje.

Esa es la pregunta del millón, la pregunta que todos se hacen al principio. Y dependiendo de la respuesta puede cambiar tu futuro para siempre.

La respuesta corta es sí, pero realmente es algo bastante relativo y depende mucho del umbral de dolor de cada persona, de la zona tatuada y del tiempo que dure la sesión.